Tras la procesión de regreso hasta San Agustín, la Hermandad de las Angustias abrió las puerta del templo pasada la media noche para que su barrio y la ciudad de Córdoba pudiera besar los pies y las manos del grupo escultórico de Ntra. Señora de las Angustias. Colas eternas rodeaban la manzana esperando poder tener un rato de contemplación ante tan impresionantes imágenes, y es que, las devociones de siempre, siempre son importantes.
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