Un año más se nos presentó casi sin darnos cuenta, transcurrió efímera como ella sola, y se marchó. Se escapó de nuestras manos cuando aun nos estabamos acostumbrando a su presencia. Así es la Semana Santa, una semana para dar sentido a un año. Un año que se vive para una semana. De nuevo, esta Semana Santa tuvimos que convivir con la incertidumbre de la meteorología, que chafó la estación de penitencia de muchas Hermandades, pero que sin embargo, nos dejó varios días en los que pudimos disfrutar plenamente de las cofradías en la calle. Comenzamos con una de la más castizas del Domingo de Ramos, la de Las Penas de Santiago, que a primeras horas de la tarde, con un sol tímido, llenó de nazarenos la calle Agustín Moreno, antigua calle del Sol. La hermandad cumplió una vez más con su anual cita, siendo su estreno más importante la ampliación de su paso de Cristo, en el que se realizó una nueva mesa, añadiendole una trabajadera más, haciendo así el paso más largo para la mejor distribución de las imagenes, además de solventar el problema del cajillo de la cruz, para no dañar la estructura de la propia talla en sí. El acompañamiento musical corrió a cargo de la Agrupación Musical María Stma de los Dolores, de Linares (Jaén), tras el paso del Stmo Cristo de las Penas y de la Banda de Música de la Asociación "San Salvador" de las Cabezas de San Juan (Sevilla) tras el paso de la Stma Virgen de la Concepción.
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