Se acercan fechas en las que las fiestas, el consumismo y la diversión extrema se acentúan en las calles de nuestra querida ciudad de Córdoba. Si hace tan solo cuestión de un mes, los cristianos y cofrades dabamos testimonio de fe por esas mismas calles, estás, ahora solo dejan paso a la diversión, el goce, y el disfrute sin ningún tipo de control. Contemplar cosas como estas día a día, me hace pensar e intentar buscar el sentido de la Fe... ¿ Somos simples máquinas que servimos solo para eso? ¿ De verdad alguna vez nos hemos parado a pensar en esto? ... pero claro está... el monje no se hace al hábito y yo también me incluyo dentro de ese grupo, podríamos llamarlo "juvenil" de la ciudad. Pero con esto quiero hacer pensar, lo mismo que yo lo he pensado y he recapacitado lenta y minuciosamente. Podemos gozar de los máximos placeres, beber y comer lo mejor de lo mejor, pero aun asi, nuestra alma no estará del todo saciada... A mi me pasa, y os puedo asegurar que es verdad... ese pequeño trozo que nos falta esta en la Eucaristía, porque el cuerpo de Cristo está en ella, y nosotros, aunque a veces no queramos darnos cuenta, formamos parte de Cristo, nosotros somos la llama que nunca debe cesar... siempre ardiente, consistente y fuerte. Por eso os invito a que no todos los días, porque todos nos disponemos de ese tiempo, pero si alguna vez que otra a pasar por los sagrarios de nuestras iglesias, rezar un poco ante el Santísimo Sacramento, y llenarnos con él de la eterna felicidad, del eterno Amor de un padre... que lo dio todo por nosotros....
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